viernes, 15 de agosto de 2014

El Reino de Dios

Lo que perdió la humanidad por el pecado en el Edén no fue una religión, una federación, confederación, iglesia o denominación, sino su autoridad para desarrollar y cumplir el diseño original de Dios de Señorear en la creación, multiplicar el Reino de Dios establecido en nuestras vidas, sojuzgando y disfrutando. (Gen 1.26-30), la misión de Jesús fue restaurar el derecho de ser hijos de Dios (Gal. 4.4-5) la muerte de Jesús fue la puerta que nos reintrodujo al Reino y le plació al padre dárnoslo (Luc. 12.32) y como sus embajadores (2 cor. 5.20) debemos ejercer nuestra influencia y autoridad como siervos del Rey de reyes y Señor de señores de extenderlo, lo que implica entre otras cosas para el Discípulo en el presente siglo XXI

El libre desarrollo y activa participación Profesional o Formal de los Discípulos-Ciudadanos en los distintos sectores de la sociedad con una Mentalidad de Reino, ejerciendo la autoridad e influencia delegada por Dios para pronunciarnos y actuar en cuanto a los asuntos como: las políticas y quehacer en la educación, la familia, así como con la proactiva participación en las áreas de: La Cultura, sea en las distintas manifestaciones artísticas como la música, la literatura entre otras. El Deporte, el Cuidado y la Conservación del Medio Ambiente, la Ciencia, la Salud y la Tecnología, la Economía, la Producción, la Comercialización, la Construcción, la prestación de servicios técnicos y profesionales, el  ejercicio  de  las  leyes, los asuntos  penitenciarios  o  los  medios alternativos de resolución de conflictos,  los medios de comunicación, incluyendo también la participación en los cargos  públicos y políticos, todo esto conforme al Propósito de Dios con cada Discípulo-Ciudadano.  Así como con la participación no formal por medio de las relaciones e interacción con individuos, familias, grupos o comunidades. (Escrito original: martes, 4 de junio de 2013)